La Libertad de ser un ciudadano de segunda


Hemos escrito mucho sobre las medidas de Guillermo Moreno y su incidencia en los países vecinos. También vimos lo que sucede en un país cuando se restringe la importación. Ejemplos abundan, basta ver lo que fue la década de los 60 en los países que aplicaron las medidas de “sustitución de importaciones “
Comentamos sobre la falta de libertades que provocan estas medidas. Los ciudadanos argentinos cada día ven disminuida su capacidad de elección a la hora de consumir. Escasean productos, al igual que en Venezuela y Cuba. Los que tiene parientes en el exterior piden productos tan disimiles como dentífrico, perfumes o mostaza a sus familiares. “Cuando vengas traeme coleston que la de acá me da alergia”

Ahora vamos a hablar de la vergüenza, de la impotencia y de la rabia que producen estas medidas.

En el 2012 era común que un ciudadano argentino viajara al exterior, pagara con su tarjeta internacional y al llegar a su país recibiera una carta reclamando el dinero de su compra. Dinero debitado de su cuenta pero que no llegaba al comercio donde había comprado. También era todo un espectáculo ver como en las fronteras terrestres se los revisara con perros para evitar que sacaran sus dólares del país.

Hoy esto se ha extendido como una mancha de petróleo en el mar. Los argentinos son ciudadanos de segunda clase en el mundo.

El dinero que pagan no llega a destino, las empresas se cansan. Ahora no sólo no pueden elegir que marca de shampoo usar sino que servicios internacionales pueden usar.

Empresas que envían dinero, aerolíneas y desarrolladoras de aplicaciones de software ya no venden servicios a ciudadanos argentinos. ¿Es culpa de estas empresas el no poder cobrar?, ¿Cómo se paga combustible en Dallas con pesos argentinos pagados a un tipo de cambio que es la mitad del real?

Gimena aplicó para un congreso en  Bonn, Alemania. La prueba la pasó. Avisó a la AFIP que tenía que estar una semana en Europa y necesitaba comprar Euros. El trámite duró cinco días. Le comunicaron que “no calificaba”que debía viajar con pesos argentinos y en caso de usar una tarjeta de crédito internacional, recordara que hay un sobreprecio de 20%.

El gobierno argentino hoy toma el dinero de sus ciudadanos. Reservas del BCRA y moneda extranjera de su gente.

Aquel gobierno que en 2001 decidió “orgullosamente con la escarapela en la solapa” dar default, esto quiere decir  no pagar los bonos emitidos, no devolver el dinero que le prestaron. Doce años después les dice a sus ciudadanos que no les va a devolver sus divisas.

¿Cuánto falta para que los argentinos no tengan papel higiénico en sus góndolas?, ¿y los uruguayos?

Comentarios