La
salida a las crisis financiera, especialmente en el primer mundo, se
viene
dando
a un ritmo lento.
El crecimiento de la economía mundial se
está dando a indices bajos, tanto así que vemos que los “países
en desarrollo”
siguen creciendo por encima de la media universal.
Mientras
el
gobierno español anuncia que la crisis es “historia”
en ese país, la
tasa de interés de Estados Unidos vuelve a guarismos normales. Pero
esto no es suficiente para mantener el crecimiento de la segunda
economía más grande del planeta, China. El
Centro
de Información del Estado, prevé
que la economía de ese país
crezca en un 7%, levemente por debajo del crecimiento
estimado de
este año (7,3%).
El
gigante asiático que se caracterizó por privatizaciones de viejas empresas estatales, incentivos a la inversión extranjera y una
mano de obra muy económica apuesta ahora a su mercado interno.
Cifras
oficiales muestran que las importaciones del gigante asiático están
creciendo a mayor velocidad que sus exportaciones.
Según
el banco HSBC, el
salario por hora de un empleado chino en el año
2000 era
de
US$
0.32
, frente a US$
1.51
por hora de su
par
mexicano. Para
el año 2011
los
salarios chinos se habían quintuplicado
hasta US$
1.63
por hora, mientras que los mexicanos habían crecido sólo a US$
2.10
por hora. Si
bien esto marca una caída en la competitividad china, muestra
una tendencia de aumento del poder adquisitivo de
un mercado de más de 1,300 millones de personas.
El
gobierno anunció
a principios de este año que
ha gastado más de US 4.200 millones en el 2013 en subsidios para
electrodomésticos que ahorren energía como una medida para impulsar
el consumo interno.
Esto
en el corto y largo plazo
ha beneficiado a los países productores de commodities. El aumento
del consumo de alimentos de China sumado a una baja producción de
Europa y Estados Unidos en esta última década ha hecho subir los
precios internacionales de estos productos.
Como
todo, esto tiende a ir a un equilibrio y los precios excepcionalmente
buenos, de los últimos diez años, están empezando a bajar. China
es
consciente de su rol de consumidor de alimentos.
No
es de extrañar que veamos grandes empresas productoras de alimentos
de capitales chinos en América Latina, Asia y Europa.
El
gigante que se abrió al capital extranjero para ser el mayor
productor mundial de valor agregado hoy va camino a ser el mayor
importador de alimentos, he aquí una oportunidad para los países
latinoamericanos. Esperemos que la sepan aprovechar.
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