Daniel Narezo y la calesita de la verdad – Por Benjamin Beltran


Daniel Martin Narezo Roig está preocupado, nervioso, ansioso y asustado. Así lo ven los pocos que lo frecuentan ¿Qué pasa con el testaferro favorito de los famosos de la gran família K? ¿Será que el círculo se estrecha y el final se acerca?
La década perdida está terminando, CFK irá por el Senado y sus fueros parlamentarios, Daniel Scioli o Sergio Mazza aparecen como candidatos fuertes para dirigir el próximo gobierno.
Una catarata de noticias y comentarios que circulan en importantes medios y redes sociales muestran las debilidades de este “empresario K” que saluda con la izquierda pero que le gusta gastar con la derecha. La AFIP en los boliches que regentea ya no pueden tapar más el sol con el dedo ¿Se acaba la impunidad?
Para peor acaban de procesar a uno de sus clientes, el Vicepresidente Amado Boudou, a quien siempre fue muy servil y declarado admirador. La salud mental de Hebe de Bonafini lo preocupa bastante. El cobra por la radio, el bar y otros negocios más oscuros. Aparentemente ay no va a aladrar a la Universidad de las madres ¿Si se acaba la pauta oficial que va a pasar con la radio?, lejos está hoy del rating de sus ex empleadores Victor Hugo y Dolina.
Para no perder las mañas fue a ver el partido de Argentina contra Suiza en primera fila, en la sede de Madres. Dejó el caviar y el etiqueta azul por una buseca progresista, mandarinas y vino de mesa con la propia Hebe y el gobernador y precandidato presidencial Sergio Urribari, a quien se ha acercado en busca de alguna protección.
Entre Ríos parece un buen destino para quien no puede acceder a El Tigre o La Plata. La cercanía al Uruguay, país donde todavía puede usar su tarjeta internacional para pagar en dólares los hoteles 5 estrellas, termas y restaurantes.
Lo han visto en Florianopolis, mezclando noche con reuniones de negocios. La posibilidad de encarar algún negocio, y poder salir de la Argentina, se evaporó en este país que hoy tiene en las calles a los jovenes repudiando la corrupción de su clase política.
Ya no alardea ni se muestra con remeras de organizaciones terroristas, con los dedos haciendo la señal de la V de la victoria, con soberbia y arrogancia. Aquello de “use y tire” parece que volvió como un bumerang y astá sintiendo en carne propia lo que tan bien sabía hacer.
El futuro para Narezo no es el mejor. Deberá pasar por los Tribunales y buscarse un trabajo real. El trato y el desprecio que ha dispensado a sus colegas no lo colocan en una buena posición para volver a los medios. No es querido. Capaz que sus amigos de la murga La Catalina lo pueden incluir en algún sketch humorístico en el próximo carnaval. El perfil lo tiene.
El viejo axioma de la calesita que siempre da vuelta lo sufre ahora Narezo. Y no es la calesita de la que alardea tiene en el bar de las Madres y cuyo consumo de electricidad hace años que no paga. Es la calesita de la verdad.

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