LA SALUD NO GOZA DE BUENA SALUD.



Un país puede distinguirse por su ubicación geográfica, por su poder económico, por su gente, etc.etc., pero un punto neurálgico, importante y delicado es su política de salud pública.

En esta pequeña nación de un poco más de tres millones de habitantes, el gobierno ha fusionado de alguna manera la atención pública con la privada, esto es en base a la elección de la persona activa en este momento y resulta una buena medida cuando se trata de que todos tengan la misma posibilidad sanitaria. Lo veo positivo y a la vez justo.

Pero lamentablemente este país asiste día por medio a conflictos del sindicato de la salud pública por reivindicaciones salariales, de infraestructura, de recursos humanos, etc. Y es fácil de explicar para quienes podemos tener la posibilidad de conocer el tema y a la vez de conocer la forma de administrar de este gobierno progresista.

Se implementó, hace unos tres años, el plan Ceibal, que es una computadora por niño, extendiéndose a jóvenes y docentes. Se hizo lo mismo que con la salud, era imperioso comenzar a ejecutar las reformas y las nuevas ideas sin respaldo técnico, sin respaldo académico y tampoco pedagógico.

Con la salud era urgente aprobar su reforma y poco importaba si el hospital de ciudad tenía las mismas posibilidades que el hospital del interior. Un ejemplo claro y contundente es el hospital de Tacuarembó, rodeado de hospitales , regionales y escuelas sanitarias (Paysandú y Salto) y este otrora humilde hospital hoy es el más importante del interior de Uruguay.

Los hospitales de Montevideo carecen de materiales quirúrgicos, su calidad edilicia deja mucho que desear, escasean sus recursos humanos y para colmo su higiene no es la deseable. Sólo alcanza con compararlos con los sanatorios privados, donde la administración suele ser profesional y no política como en la mayoría de las instalaciones del ministerio de Salud Pública, secretaría ya conocida como almacén de colocaciones a dedocracia. Los directores de las unidades ejecutoras son buenos profesionales de la salud, más no son administradores impecables digamos.

Hay mucha voluntad, hay responsabilidad por parte del funcionario, pero debemos lamentar la falta de ambulancias, la falta de respuesta en el interior por parte de cualquier representación sanitaria del lugar, ambulancias donadas por gobiernos extranjeros en reparación, desde hace meses, falta de medicamentos, tecnología que es puesta a punto después de cuatro años, caso fray Bentos y puedo continuar con varios ejemplos, que sólo haría aumentar la irritación popular.
El costo político es más importante, lo primero es aprobar leyes y colocar al pueblo en línea de espera para obtener los beneficios que dicen que tendrán. Ni los obtiene y para colmo la mediocridad del gobierno nos convierte en simples ciudadanos que resignados quedamos esperando dos años más para las elecciones.

Si habrá que hacer de aquí en más, sólo esperemos que no nos sacudan más con medidas arbitrarias y tomemos consciencia que la oposición deberá cambiar su forma de actuar, con firmeza, con la razón y con propuestas, una arriba de la otra o nos vamos a cruzar de brazos y dejar que nos barran lo que con tanto sacrificio se hizo por este país .

No nos engañemos, lo que debe quedar claro es que las cosas no son como parecen ser y para colmo son tan poco transparentes y con una torpeza que llama la atención, vislumbramos dos largos años que sólo podrán pasar rápidamente si nos dedicamos a reflexionar y volver a nuestro cauce normal del que nunca debimos salir, del batllismo auténtico, ortodoxo, real, y  no permitir la usurpación de nuestra ideología por parte de incapaces de imponer siquiera sus propias ideas.

Comentarios