“Cuiden el capital” dicen que puso Gustavo Basso en una carta que dejó a su familia antes de suicidarse. De ser así, se estaría cumpliendo, la familia de Gustavo Basso, testaferros y sus abogados lo están haciendo muy bien.
Conexión Ganadera fue una construcción de
Gustavo Basso quien se asoció con Pablo Carrasco. Ya hemos probado en columnas
anteriores que el esquema Ponzi funcionó desde el día uno, o que el dinero que
recibía la empresa para comprar ganado y colocarlo en los campos de los tomadores
no se utilizaba para ese fin.
Entre los tomadores, el más grande era Hernandarias
XIII, empresa de Pablo Carrasco y Ana Iewdiukow. Pero Basso también utilizó
otras empresas donde colocar el ganado que se compraba por parte de Conexión
Ganadera a nombre de los inversores. Silvia y Gabriel invirtieron en CG
comprando animales a nombre de ellos. Estos fueron a parar a distintos
establecimientos. Lo cierto es que se encontraron con menos de la mitad de los
animales y vientres de los que debían tener. Quiroga adulteraba el SNIG y las
guías de los animales, por lo cual en un campo podían figurar más animales de
los que realmente había. Con la diferencia, Gustavo Basso prestaba dinero a tasas
muy altas, por ejemplo, al Frigorífico Casablanca – Fricasa-, compraba activos,
“oportunidades” como ser una empresa constructora para realizar viviendas en
Lavalleja, tambos en Florida y propiedades en Punta del Este, por ejemplo.
Estas “oportunidades” eran ofrecidas a
inversores que muchas veces ingresaban el dinero en efectivo, o sin presentar
el origen de los fondos.
También se utilizaba ganado comprado por
Conexión Ganadera para vender a través del Escritorio Basso a Gladenur, empresa
que exporta ganado en pie, donde se paga a largo plazo, pero con tasas
altas. A frigoríficos y escritorios,
también, ofreciendo ganado a crédito con tasas altas.
De esta forma Gustavo Basso fue creando un
imperio, el negocio que había comenzado su padre, prestamista, lo llevó a una
escala enorme, tanto que hoy faltan entre U$S 200MM y U$S300MM del dinero que
depositaron los inversores. Cifra que no es clara aún.
Conexión Ganadera duró 25 años pagando
regularmente por una actividad que realmente no hacía. No era capitalización de
ganado en 75.000 hectáreas. Las rentas se pagaban con el dinero de otro
inversor o se llamaba a Basso y el ponía lo que faltaba, esto último dicho por
Pablo Carrasco.
Carrasco y su esposa han devuelto dos millones
de euros voluntariamente de la siguiente forma, un apartamento en Madrid, otro
en Punta del Este y efectivo. Dos millones de euros es lo que el matrimonio
declaró retirar de CG y que pasara por su cuenta del BBVA de Madrid. El resto
de los retiros eran para viajes de trabajo, esto se desprende de sus
declaraciones en Fiscalía.
Daniela Cabral, sus hijas Agustina y Candelaria
no han entregado voluntariamente un dólar. El delfín de Basso, su yerno Alfredo
Rava tampoco. Todos dicen que se enteraron de las maniobras de Gustavo Basso
luego de que este muriera. Rava era el segundo al mando del Escritorio Basso,
las hijas de Basso tienen a su nombre establecimientos rurales, apartamentos y
vehículos que aún no sabemos como los pudieron comprar con sus ingresos. Varios
tomadores, no Hernandarias, me han dicho que Basso los “apretaba”, les pagaba
apenas lo justo para mantener los animales y que llevaba una planilla paralela
a los animales que realmente había en cada establecimiento.
En Hernandarias XIII el ganado declarado
coincidió con el ganado encontrado, esto último ratificado por el síndico, Dr. Alfredo
Ciavattone. No sucedió lo mismo con Pasfer por ejemplo donde el ganado que se
decía tener fue prendado en el BROU y luego vendido por parte del dueño de la
empresa, Maximiliano Rodríguez. Otros establecimientos, necesitados del dinero
de Gustavo Basso para subsistir aumentaban el ganado declarado según ordenes de
Basso o Quiroga. Hemos dado nombres, en columnas anteriores, de personas que
deberían de desfilar por Fiscalía y quizás ya ser imputados.
Hubo y hay muchas empresas satélites a Conexión
Ganadera, como ser Cuchilla de Silvera o el negocio que manejaban Roberto
Bonavoglia y Sergio Bidegain que consistía en conseguir inversores para
capitalización en campos de Conexión Ganadera, pagar intereses y al momento
devolver el capital dejar de pagar. El dinero iba para comprar parte en ganado
y el resto a construir viviendas y según el mismo Bonavoglia también bonos.
Estamos cerca de un año de la caída de Conexión
Ganadera y lo único que sabemos es que el activo encontrado ha bajado, que el
pasivo ha subido -al menos U$S 100MM-, que los oficios a los bancos en el
exterior no han salido y que Daniela Cabral pasará las fiestas en el Imperiale
torre I. También tenemos que Pablo Carrasco fue imputado por los delitos de
estafa y lavado de activos estando con prisión en Punta de Rieles, y que lo mismo le
espera a su esposa Ana Iewdicow a partir de la audiencia del 29 de octubre. Premios
consuelo para inversores que dejaron todos sus ahorros, con personas que
vendieron su casa y la invirtieron, con jubilados que complementaban sus
ingresos con la renta de contratos de engorde de terneros, con padres que
tienen que pagar tratamientos para sus hijos. Los tiempos que maneja el Estado
son distintos a los tiempos de los estafados. Las responsabilidades, los
cambios en el valor de los bienes encontrados también difieren con lo que la
gente ve o sabe.
En la foto se ve el deposito de un inversor a Conexión Ganadera en la cuenta de Gustavo Basso, no de la empresa, ya en el año 2021.
Felipe Caorsi
Fuente: LA MAÑANA
Comentarios
Publicar un comentario