Nos dicen que es una guerra entre civilizaciones. Entre libertad y barbarie. Entre democracia y teocracia. Pero basta rascar la superficie para encontrar otra cosa: una estructura de poder sostenida en el miedo, la propaganda y una peligrosa impunidad.
I. El sionismo no fue destino: fue una campaña del siglo XIX
El sionismo no fue una revelación divina ni una profecía cumplida. Fue una idea política del siglo XIX, nacida en Europa, en respuesta al antisemitismo pero inspirada por los nacionalismos coloniales de la época.
Muchos judíos —incluso religiosos— rechazaron el sionismo por décadas. No era un “regreso” espiritual, sino una construcción geopolítica.
II. Palestina siempre existió
Shakespeare la menciona. Los mapas del Imperio Otomano también. Británicos, franceses, incluso autores bíblicos —todos llamaban a esa tierra Palestina. No fue tierra vacía. Fue tierra vaciada.
El mito de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” fue brillante en lo propagandístico y brutal en lo práctico. Hoy, aún bajo ocupación, Palestina sigue nombrándose en las ruinas, en los campos de refugiados, en los exiliados.
III. 1948: Triunfo para algunos, catástrofe para otros.
Mientras Occidente celebraba el nacimiento de Israel, los palestinos vivieron el _Nakba_ —la expulsión de más de 700.000 personas, la destrucción de aldeas enteras, y el comienzo de un conflicto sin retorno.
En 1967, Israel ocupó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Le siguieron los Acuerdos de Oslo, las intifadas, las promesas de paz. Pero cada proceso político fue acompañado de nuevos asentamientos, nuevas fronteras invisibles, más control.
Hoy hay más de 700.000 colonos israelíes viviendo ilegalmente en territorios ocupados.
IV. Gaza 2023–2025: un genocidio lento en tiempo real
Desde el 7 de octubre de 2023, Gaza ha sido arrasada. Bombardeos diarios. Cortes de electricidad y agua. Bloqueo total. Hospitales y escuelas destruidos.
Los datos oficiales del Ministerio de Salud de Gaza reportan más de 35.000 muertos. Pero ese número solo incluye **cuerpos recuperados**.
Estimaciones no oficiales, basadas en población desaparecida y datos satelitales, hablan de hasta 500.000 víctimas fatales. Eso sería un 25 % de toda la población de Gaza antes de la guerra.
Incluso informes de inteligencia de EE. UU. reconocen que la población ha caído de 2.2 millones a 1.8 millones. ¿A dónde fueron los demás?
V. Irán: el doble nuclear de Israel
Desde los años 80, Israel ha repetido que Irán está “a meses” de conseguir la bomba atómica. Décadas de advertencias, ninguna prueba concluyente.
Mientras tanto:
- Irán sí firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
- Su programa es monitoreado por la AIEA.
- Ha pedido usar energía nuclear con fines civiles.
¿Y qué hay de Israel?
- Tiene entre 80 y 400 armas nucleares.
- Nunca firmó el TNP.
- No permite inspecciones de su planta de Dimona.
- Tomó tecnología nuclear de EE. UU. y Francia.
¿Por qué entonces Irán es el problema y no Israel? Porque el problema nunca fue la bomba, sino la soberanía.
VI. Junio de 2025: Operación León Ascendente
En junio de 2025, Israel lanzó la operación “León Ascendente” sobre Teherán. Bombardeó zonas residenciales y científicas. Al menos seis científicos nucleares iraníes fueron asesinados en un solo día —la mayor masacre de académicos desde los años 2000.
Entre ellos: Fereydoun Abbasi-Davani, Ahmad Reza Zolfaghari y otros. La prensa occidental lo celebró como un “golpe quirúrgico”.
¿Nos imaginamos la reacción si Irán asesinara científicos israelíes en Tel Aviv? ¿O si fuera Rusia o China haciendo lo mismo?
VII. Hollywood: fabricando al enemigo
Durante décadas, Hollywood ha sido cómplice. En cada película de acción aparece un enemigo difuso: musulmanes genéricos, turbantes sin nombre, desiertos infinitos.
Top Gun: Maverick_ (2022) presentó una misión contra “una amenaza nuclear en un país enemigo” con geografía iraní, cazas rusos y estética árabe. Nunca dijeron “Irán”. No hacía falta.
Occidente fabrica enemigos desde el guion. Y luego los financia.
ISIS, por ejemplo, nació de la desestabilización de Irak y Siria, con armas indirectamente canalizadas por Estados Unidos. No es teoría. Es archivo.
VIII. Guerras eternas reinventadas por Trump 2.0
Trump prometió terminar las “guerras eternas”. Pero en su segundo mandato, ha entregado carta blanca a Israel: más asentamientos, más ataques, más silencio.
Bajo su liderazgo, Washington aplaude mientras el mundo se acerca a una guerra regional que puede escalar globalmente. ¿Por qué? Porque nadie se atreve a decirle que no a Israel.
¿Qué nos queda cuando la mentira colapsa?
Nos dijeron que era defensa. Que era civilización. Que era democracia.
Pero las cifras no mienten. Los cadáveres no votan.
Esto no es un choque de civilizaciones. Es el colapso de una narrativa. Y algunos ya no estamos dispuestos a seguirla fingiendo.
Marcos Benitez
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