Invertí los ahorros de mi vida en Portfolio Ganadero, liderado por Alejandro Berrutti. Hoy sé que esa platano va a volver jamás. Este post no es fácil de escribir. Es un antes y un después en mi vida, y en la de mi familia.
En marzo de 2024, me involucré como accionista confiando en un proyecto que prometía rentabilidad con respaldo. Todo parecía sólido. La realidad es que no lo era. Desde 2020, el proyecto no es rentable (según los propios números compartidos por Alejandro Berrutti el 11 de junio). Obviamente nada de esto lo supe en marzo del 2024.
Hace algunos meses empezamos a recibir señales claras desde la empresa de que no se iba a poder cumplir ni con los pagos de intereses, ni mucho menos con la devolución del capital en los plazos acordados.
¿Qué pasó?
Lo que muchos ya saben: el mismo esquema de siempre. Un fondo estructurado como un esquema Ponzi, con 403 accionistas y una deuda acumulada de aproximadamente 20 millones de dólares.
¿La solución que proponen?
Un fideicomiso que supuestamente generará 1.1 millones de dólares anuales, con la promesa de devolver lo invertido en 10 o 12 años. Aunque si uno hace la cuenta real, la recuperación total llevaría al menos 18 años (y eso, en el mejor escenario).
La otra opción es ir a concurso, donde bancos y proveedores cobran primero… y a los accionistas, si queda algo, les tocan las migas. Yo puse lo que tenía. Los ahorros de mi vida. Lo que había juntado con años de trabajo. No fui especulador ni jugador.
Y no, esto no fue un error financiero. Tampoco fue “una mala gestión”. Fue una estafa. Bien presentada, bien empaquetada. Y jugó con el futuro de muchísima gente.
Cuando a uno lo estafan, lo primero que siente es vergüenza.
Como si la culpa fuera de uno.
Como si uno hubiera hecho algo mal.
Y eso te lo tragás. Y te enferma. Y duele.
No voy a dejar que nada de eso ocurra. No tengo de que sentir vergüenza. No sé si algún día voy a recuperar algo. Tampoco sé si algún día habrá justicia. No quiero generar compasión, ni mucho menos.
Lo comparto porque sé que hay otros como yo: personas honestas, profesionales, emprendedores, gente de laburo que pueden estar por meter sus ahorros en “algo que suena demasiado bien”.
Si esto sirve para que al menos una sola persona investigue bien, consulte, pida papeles, revise balances y analice a fondo lo que le están ofreciendo, entonces vale la pena contarlo.
A quienes hoy están por decidir en qué invertir su dinero:
Lean los balances.
Pidan los contratos.
Pregunten quién audita, quién decide, quién firma.
Miren los hechos, no el relato.
Analicen. Consulten. Pregunten.
No tengan miedo de parecer desconfiados.
Yo no lo hice. Y lo estoy pagando caro.
Porque la plata, en el mejor de los casos, puede volver.
Pero el tiempo no.
Y hoy veo cómo mi tiempo fue estafado.
No dejes que a vos te pase lo mismo.
Rodrigo Trelles
Foto: La Mañana
Fuente: Linkedin
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