En tan solo cuatro meses el economista, electo senador y Canciller de Uruguay, Ernesto Talvi, fue el centro de la primera gran tormenta política del gobierno de Luis Lacalle Pou.
Una serie de discrepancias con el Presidente uruguayo, a lo que se suma una larga lista de errores políticos, llevaron a que la imagen con que había llegado a la política uruguaya se desmoronara en muy poco tiempo. Hijo de un inmigrante macedonio de religión judía y una inmigrante cubana de padres turcos y también judíos, estudio en dos destacados colegios de Montevideo como lo son el Saint Andrew’s y el British School.
Graduado como economista en la Universidad de la República, es Doctor en Economía y MBA en Finanzas en la Universidad de Chicago. Desde 1997 y hasta el comienzo de su carrera política se desempeñó como Director Académico de Ceres (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, con fuertes vínculos con el Opus Dei. También es miembro de la Academia Nacional de Economía.
En 2018 se lanzó al ruedo político formando su agrupación Ciudadanos dentro del Partido Colorado, a la vez que lanzaba su pre candidatura a la Presidencia. En esas internas venció al dos veces Presidente Julio María Sanguinetti alcanzando el 53% de los sufragios.
En las elecciones presidenciales de octubre de 2019 alcanzó el segundo lugar con el 12.3% de los votos. Esa misma noche, junto al ex Presidente Sanguinetti, anunció su apoyo al actual Presidente Luis Lacalle Pou para la segunda vuelta electoral.
Nombrado Ministro de Relaciones Exteriores y con un futuro político importante, bastaron cuatro meses para tirar por la borda la imagen con que había aterrizado en la política uruguaya cuando ya muchos de sus partidarios (y ajenos) lo veían con la banda presidencial en el 2025.
El punto alto de su gestión fue el crucero Gregoria Mortimer, que luego de estar dos meses varado en la costa uruguaya por la pandemia del coronavirus retorno a España, previo desembarco de sus pasajeros y algunos tripulantes, que lograron retornar a su país. Asimismo el ex Canciller estuvo al frente de la repatriación de 3.000 uruguayos que estaban varados en 58 países, a quienes recibía a su llegada en el aeropuerto Local.
Pese al éxito de estos emprendimientos Talvi hizo saber de su disconformidad con sus colegas de Defensa Nacional y de Salud Pública por el, según dijo, poco apoyo que había recibido de sus colegas en el gabinete.
Sorpresivamente el pasado mes de junio trascendió, una vez más, una conversación privada de Talvi con otros políticos. En esta ocasión le había manifestado su intención de dejar el puesto de Canciller, en una reunión con el Presidente Lacalle. Luego del trascendido su relación con el Presidente terminó de desgastarse.
De hecho, el pasado martes cuando anunciaba su renuncia, al mismo tiempo el gobierno nominaba al embajador uruguayo en Madrid, Francisco Bustillo, diplomático de carrera muy cercano a la familia Lacalle, Tabaré Vázquez y al Presidente argentino Alberto Fernández.
Horas antes había encabezado una conferencia donde presentaba el plan de la nueva diplomacia comercial, que ni siquiera era de conocimiento del Presidente.
De hecho, ni la subsecretaria, Carolina Ache, de su propio grupo político, acompañó las últimas decisiones y declaraciones de Talvi lo que motivó que no le hablara por varios días. La prensa uruguaya habla del mal humor y fuertes discusiones que mantuvo en las últimos días al frente de la Cancillería.
Las discrepancias fueron varias y subiendo cada vez más de tono:
La primera fue su negativa a designar al hijo del ex Presidente Julio María Sanguinetti en un cargo en la Cancillería.
Luego siguió la designación del embajador en Buenos Aires, Talvi, sin conocimiento del Presidente, le ofreció el cargo al senador y ex Ministro de Relaciones Exteriores y de Industria Sergio Abreu. El presidente optó por su amigo y ex Intendente de Florida, Carlos Enciso; designación que muchos no terminaron de entender. También quedó por el camino la propuesta de gente muy cercana a Lacalle Pou de nombrar a un ex Vicecanciller durante el gobierno de Lacalle padre.
Tercera discrepancia fue la designación del embajador en EEUU. Talvi quería un diplomático de carrera. Lacalle optó por un ex compañero de facultad, Andres Durán, un abogado actualmente radicado en Estados Unidos.
Cuarta discrepancia: Venezuela. Talvi se negó a definirla como una dictadura En una declaración demasiado tibia, lo que obligó al Presidente y sus principales asesores a salir a la prensa ratificando que si es una dictadura.
Otra nueva discrepancia fue el apoyo al candidato estadounidense Mauricio Claver-Caro a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, aunque esta vez contó con el apoyo del ex Presidente Sanguinetti.
La actitud de Talvi terminó por agotar la paciencia del Presidente quien apresuró la designación del nuevo Canciller.
En pocos meses, Ernesto Talvi, quien se autodenomina sucesor de Jorge Batlle, cometió, entre otros, tres errores garrafales:
El primero no hacerle caso al actual Ministro del Interior, Jorge Larrañaga, quien le aconsejó comprarse un buen par de botas por todo el barro que iba a tener que sortear con su llegada a la política.
La segunda fue ofrecerle la Secretaria General del Partido Colorado al ex Presidente Sanguinetti, con quien hace mucho tiempo que tiene el dialogo cortado. Sanguinetti, viejo lobo de la política, ha manejado el partido desde su cargo a su gusto, ante la mirada de Talvi.
El último fue el de aceptar un cargo en el gabinete. Al hacerlo quedó subordinado al Presidente y no le permitió actuar como líder de su partido. Se dio cuenta tarde. Ni siquiera tomó nota cuando el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Rios, rechazó un ofrecimiento similar, prefirió quedarse en el Senado para liderar su partido, nominando a su esposa para desempeñarse como Ministra de Medio Ambiente.
Mucha gente de su propio partido no le perdona su forma de actuar. De hecho el Partido Colorado perdió un ministerio por demás importante. Ahora, deberán conformarse con un novel Ministerio de Medio Ambiente que habrá de crearse en las próximas semanas.
Ni hablar de la oposición política. Desde el ex Presidente José Mujica hasta legisladores del Frente Amplio no dejaron pasar la oportunidad de remarcar el papelón político del gobierno justo en el mismo momento en que Uruguay asumía la presidencia pro tempore del Mercosur.
Talvi tiene tiempo de reacomodar su estratégica política, con su retorno al Senado en los próximos meses. Por ahora queda asociado a su gestión para repatriar uruguayos y a tripulantes y pasajeros del Greg Mortimer. Queda claro que en este momento optó por subirse a bordo del crucero. El mismo decidirá cuando llegue el momento de su repatriación.
Damián Fernández
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