US$ 3500 millones es el precio de la caída de Dilma - por Marcos Ganaro


La Presidente de Brasil, Dilma Rousseff en su peor momento pelea para no perder el cargo para el cual fue electa.

Un liderazgo débil, opacada por el ex Presidente Lula, sumado a la crisis económica y un escándalo de corrupción  de dimensiones nunca antes vistos amenaza con hacer caer a Dilma y a su partido del gobierno.

En estos momentos, Rousseff  lidera una campaña de medios que intenta colocar a la oposición como "conspiradores golpistas". Un argumento pobre solo recogido por los partidos afines al Foro de Sao Paulo.

Antes el mundo ha leído sobre el "Mensalao", los sobreprecios de los estadios del mundial de Futbol Fifa y del escándalo Petrobras. Lejos está la oposición de haber generado estos niveles de corrupción que hoy ponen en la cuerda floja a Dilma. 

Una reciente encuesta revela que el 68% de los brasileños quiere que el impeachment culmine en inhabilitación. Multitudinarias manifestaciones al grito de "¡Fora Dilma!"  se dan en todas las ciudades brasileñas. La popularidad de la Presidente ha bajado hasta llegar al 7%, cuatro puntos por debajo del peor momento del corrupto Fernando Collor de Mello en 1992, cuando enfrentaba el proceso de impeachment que lo inhabilitó. José María Gimeno 

Luego de una década dorada en precios internacionales de sus principales productos de exportación, el país vive hoy su más larga y profunda recesión en casi un siglo. El desempleo ha subido a 8% y dos millones de desempleados perderán su subsidio de cesantía el próximo mes de junio. Y los 40 millones de brasileños que "salieron de la pobreza" durante el gobierno de Lula están descubriendo lo fácil que es volver a caer en ella. Borras

Claramente las malas decisiones económicas de Dilma no son delito ni causa de impeachment. Ahora, la operación de sobornos a la petrolera estatal Petrobras, conocido también como  operación Lava Jato, constituye el mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil, con sobornos que suman US$3.500 millones. Hasta donde se sabe, fueron cómplices en la operación varios jerarcas del PT, algunos parlamentarios de otros partidos, altos ejecutivos de la estatal Petrobras, las diez mayores empresas constructoras del país y sus dueños, que son algunos de los hombres más ricos de Brasil.

La operación era relativamente sencilla. Las empresas constructoras sobornaban a ejecutivos de Petrobras a cambio de adjudicarse, en condiciones ventajosas, contratos de construcción en proyectos de la petrolera estatal. Los ejecutivos de Petrobras que recibían las coimas lavaban el dinero y lo traspasaban al PT, generando una ventanilla de financiamiento inagotable para las campañas y candidaturas del partido. En su defensa, Dilma dice que nunca supo nada de lo que estaba pasando. O sea, no niega que esto pasara y que personas muy allegadas a ella y al ex Presidente Lula estén involucrados. Eso no la exime de responsabilidad política ni penal.

Nombrar ministro a Lula, Dilma dandole inmunidad fue un grave error político que está empezando a pagar muy caro.

Marcos Ganaro

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