Mauricio Bergstein nos propone
algo muy novedoso con su nuevo libro “Diccionario
del viajero”. Probado escritor y
viajero es capaz de colocar más de cinco décadas de viajes en un diccionario de
300 páginas.
Más de cinco décadas, porque hay
referencias e historias que viven en él aún antes de su nacimiento. Esclavos
hebreos que construyeron pirámides donde el autor pudo descansar, colores de un
paisaje que no ha podido encontrar aún; la gorra de su padre y el primer
sombrero que compró su abuelo en Montevideo. El libro propone llevarnos a todos
los rincones del planeta. Viajar en el camión de Owen, la famosa “Orange Traveling Machine”, por África y
al “Mundial de México 70” en el
camión de Ernestinho y su novia.
El autor nos lleva con él a tocar
la pandereta en el “Bip Bip”, el bar de 30 metros cuadrados donde tocaron
Caetano Veloso, Vinicius de Moraes y tantos grandes músicos brasileños,
conocidos y algunos genios anónimos. Escuchamos el sonido del viento en el
desierto, llamado desde su armónica.
De lo cotidiano pasamos a lo más
extraordinario, de un bingo en un pueblo de los Estados Unidos ha “conspirar” con un héroe de la segunda
guerra mundial. Gruesas copas de bronce para un champagne bien frio en un lugar
perdido, donde William Shakespeare actuó y estrenó tragedias y comedias. En
estos relatos Bergstein no está solo, compañeros ocasionales de viaje, amores, amigos
de la infancia y la adolescencia son testigos y puertas a otras vivencias. El
Profesor Juan Roselli, con quien compartió un delicioso plato autóctono en
Mozambique; Rick Depans, quien en lugar de sacar fotografías dibujaba bocetos. “Termina el dibujo así el partido sigue”,
seguramente ese niño africano jamás leyó a Borges pero sin saberlo repitió una
idea tan usada por él.
“¿Cómo llegamos a un lugar que no sabemos cómo se llama?” le
pregunta el autor al capitán Jorge Bilman y quizás de eso se trata este libro.
De llegar a lugares y momentos que uno desconoce del mundo y de sí mismo. Una
vez que se empieza a leer el “Diccionario
del viajero” hay dos cosas inevitables, no poder parar de leerlo y querer
armar las valijas.
En la foto: Mauricio Bergstein y Mario Vargas Llosa
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