UN TUNEL QUE SE ABRE Y UNA INVITACION A SALIR - por Marcos Benitez Rubianes



Suiza se destaca entre varias cosas por ser el único caso en la historia moderna en tener una Democracia Directa, al estilo de la antigua Grecia, donde sus ciudadanos podían votar en asuntos que aquejaban al Demos. La Confederatio Helvetica como se llama así misma, ha dado muchos ejemplos de avance, pero hay algunos donde marca un sesgo de duda, de si esta forma de participación es la más correcta. Sin ir más allá nos podemos referir a la votación en plebiscito sobre la Cuota de inmigración que se impuso a los ciudadanos provenientes de otros estados parte de la UE. Por la misma se intenta correlacionar la entrada de estos últimos de acuerdo a las capacidades de absorción del  mercado laboral suizo. Por un estrecho 50.3% de los votantes (recordar que la votación en Suiza no es obligatoria) hace en este mes un año que los suizos dijeron Sí a la iniciativa del partido derechista SVP.

Doce meses después, los Suizos, otra vez a pedido del SVP, son convocados a las urnas bajo el lema “Inmigrantes criminales afuera”, por la cual se quiere implementar una ley que exige que aquellos “Ausländer” (extranjeros) que hayan cometido alguno de los delitos allí tipificados deberán ser expulsados del país, con una veda al reingreso que va de los 5, 10 o 20 años, según la reincidencia. Si bien los delitos son de orden grave, no hablamos de simples delitos punibles con penitenciaria, sino de homicidio, intento de homicidio, trata de personas, pornografía infantil, etc., preocupa a los defensores de los DDHH que la iniciativa deroga un artículo anterior, que impedía hacer deportaciones o expatriaciones a países en situación de guerra o  que conlleven un peligro para las personas que sean expulsadas.

La lectura social es que Europa está viviendo tiempos muy difíciles, aun esta palpable el dolor por los atentados recientesen Paris, así como el miedo a la masiva inmigración de refugiados, y de aquellos, que aprovechan la invitación de la canciller Alemana Angela Merkel a una mejor vida. El viejo continente se bate a duelo entre evitar una posición que va en contra de los DDHH, o que no quiere jugar con la extrema derecha, y por otro lado una población que al parecer está cada vez más cercana a esa postura, debido a la falta de carácter de los mandatarios, que mientras se reúnen en el lujoso St. Moritz en el Foro Económico Mundial, sus fronteras son violadas impunemente por cientos de miles, provenientes de África y Medio Oriente, entre los últimos muchos fanáticos musulmanes afines a la idea de un Califato Islámico en Europa. Todo lo anterior es un punto que los radicales de derecha saben explotar en estos momentos, la preocupación de la comunidad extranjera es que “no se ponga a todos en la misma bolsa”.

Hoy en día se pueden leer cientos de opiniones en contra de muchas posiciones distintas, ya sea Human Right Watchs, la ACNUR o el consejo Europeo por solo nombrar tres. Lo que es cierto que este país con vocación definitivamente democrática votara lo que considere apropiado, y deberá ser cumplido. Eso deja una gran falencia al momento de ajustar las reglas internas con los tratados internacionales, como demostró la cuota de trabajadores de la UE, en el caso actual principalmente sobre DDHH. Suiza juega con la posibilidad de ganarse pocos amigos, de seguir con esta tendencia que va en contra, por un lado de la profundización de lazos con la UE, y por otro lado de adjudicarse la nada agradable rotula de “fascista”.

Pero así como una parte de la población quiere cerrar algunas puertas, otra parte quiere abrir otras, en este caso se plebiscita este 28 de febrero, la aprobación o no del segundo túnel delGotardo, un túnel que se extendería casi 17 kilómetros por debajo de los Alpes, hacia la Suiza Italiana, y que es un paso muy importante para la UE ya que une Italia con el mercado Austriaco, Suizo y Alemán, y a la viceversa. En 1985 se inauguró el primer túnel que precisa urgentemente de reformas, y la alternativa es crear un nuevo túnel a un costo de 2 billones de francos suizos (2 Bn USD), o por un poco menos crear un sistema de transporte utilizando trenes que lleven autos y camiones, para poder cerrar el túnel y realizar su saneamiento. Luego de reparado el viejo no dejaría ninguna nueva infraestructura, y esto a casi el mismo costo que realizar uno nuevo.


El 28 de febrero de este año se decidirán varias cosas, pero dos de ellas dejaran ver qué nivel de apertura tiene Suiza a nuevos proyectos, o si por otra parte quiere arraigarse a viejas prácticas ya probadas en el viejo continente. Ya quisieran los uruguayos, quienes supieron construir la "Suiza de América", que sus plebiscitos tuvieran el poder de decidir realmente el rumbo del país.

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