El 19 de octubre de 1960 el presidente de los
EEUU Dwight Eisenhower prohibía toda clase de exportaciones a Cuba
excepto alimentos y material médico. Esta fue la respuesta a las expropiaciones, por parte del
gobierno del país caribeño, de propiedades de ciudadanos y compañías
estadounidenses en la isla.
El 7 de febrero de 1962, siendo Presidente John F. Kennedy se extiende por ley esta prohibición a los
alimentos y medicamentos. Recordemos que ese fue el año de la crisis de los misiles y Cuba pasaba a convertirse en una
amenaza nuclear a tan solo 150 kms de la costa de los Estados Unidos.
Desde entonces este embargo ha impedido a empresas
estadounidenses hacer negocios con Cuba, y desalentó el turismo a ese país. Esto
no fue acompañado por los países de la región, por lo cual su éxito no fue el
esperado.
El objetivo central del embargo era frenar el
comunismo en la isla y la propagación de este, especialmente en el resto de
América y África. Si bien las dificultades económicas de este país
entorpecieron la “exportación de la
revolución cubana”, la dictadura castrista se mantuvo hasta el día de hoy y
ha sembrado alianzas políticas fuertes con varios países, como ser Venezuela,
Irán y Corea del Norte.
Estas “dificultades
económicas” no fueron ocasionadas por el embargo, conocido en Cuba como “el bloqueo”, sino por la abolición de
la propiedad privada, y la planificación de todas las actividades económicas
por parte del Estado entre otras medidas. Hoy
sabemos con certeza que TODOS los países donde se ha aplicado este sistema se
han empobrecido. Basta con ver en Asía, los países comunistas y sus vecinos,
caso de las dos coreas; Laos, Hong Kong; Taiwan y la China de economía
comunista, por ejemplo.
El 24 de febrero de 2008 Fidel Castro deja la Presidencia de Cuba en manos de su
hermano Raúl. Llegaba el momento de abrir la economía, de reforzar las relaciones
con Rusia, China y México. Llegaba el momento de ablandar la “Revolución”, de borrar con el codo lo que se había escrito con firmeza durante los
últimos cincuenta años.
Alrededor del turismo comenzaron a surgir
pequeñas tiendas, algunas privadas (con fuerte control estatal). Los artesanos
podían abrirse una empresa unipersonal y vender por su cuenta su trabajo a los
turistas. Esto trajo una nueva clase social de hecho, los que tenían contacto
con los extranjeros. Recibían dinero directamente de los turistas y podían ver
una realidad externa que no conocían. Algunos de estos ciudadanos, beneficiados
con la nueva legislación, pedían a los turistas que al llegar a sus países los
invitaran, mediante carta a la embajada de su país en Cuba, para así poder
salir de la Isla.
El embargo al comercio
de bienes y servicios entre los Estados Unidos y Cuba ha quedado obsoleto. En el sentido práctico, hoy puede
comprarse Coca Cola, cerveza Budweiser o cigarrillos Marlboro en las tiendas
cubanas. Esto es debido a la triangulación, y al contrabando. A decir del
bloguero Yuasnabi Pérez, “en el
mercado hoy consigues todo, menos la Libertad”
Por otro lado, Cuba ya no es hoy una amenaza significativa para los intereses estadounidenses. Y este “bloqueo” no parecer ser un obstáculo a la influencia de Cuba en el Foro de Sao Paulo y de esa forma en los gobiernos populistas de la región y sus socios de Asia y Medio Oriente.
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