Federales y Unitarios en el siglo XXI



Ya pasaron más de doscientos años de la semana de Mayo de 1810 cuando un grupo de criollos, con vientos de Libertad inspirados en la independencia de los Estados Unidos y en la revolución francesa, logra la independencia de un país federal que llegaría a ser el quinto más rico del mundo.

En 1816 se forman los dos primeros partidos políticos del sur de América, el Partido Federal y el Unitario. El primero buscaba imponer un sistema de gobierno federal en la “Unión de los pueblo libres” o la “liga federal” mientras que el segundo sostenía que debería de existir un gobierno centralizad y que éste estuviera en Buenos Aires por haber sido la capital del Virreinato y ser la provincia más rica de esta unión de provincias del sur.

La diferencia, básicamente, radicaba en el tamaño que debería de tener el gobierno central. Ambos partidos eran de tendencia liberal aunque en lo económico los unitarios buscaban que Buenos Aires tuviera control sobre la navegación de los ríos de todo el país. Limitaba en cierto sentido el libre comercio.

Figuras de éstos partidos hubo muchas y muy importantes José Gervasio Artigas y Justo José de Urquiza fueron dos grandes caudillos federales;  Mariano Moreno, Bernardito Rivadavia y Bartolomé Mitre fueron destacados líderes unitarios.

Una figura que si bien  fue líder del partido federal yo lo ubicaría como unitario, es Juan Manuel de Rosas. Quien desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires (1835) subyugo al resto de las provincias obligándolas a comerciar directamente con la capital desconociendo su autonomía. El 3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros Rosas es derrotado por los unitarios, colorados (Uruguay) y políticos brasileños. Se exilia en Inglaterra donde muere en 1877.

En su testamento pide que se lo entierre en un lugar seguro y austero y que cuando el gobierno argentino reconociera su obra fuera repatriado.

El primer gobernante argentino en reconocerlo fue Juan Domingo Perón. El presidente nombra a Manuel de Anchorena como embajador en Londres en 1973 y le pide que inicie el traslado de los restos a la Argentina. Divisiones internas hicieron que recién fuera repatriado el 30 de setiembre de 1989 en el  gobierno del también peronista, Carlos Saúl Menem.

Mucha agua ha corrido en estos dos siglos. Sindicatos que pierden su independencia bajo el ala de un partido político. Presidentes populistas y esposas que fueron llamadas santas. Provincias bautizadas con el nombre de un Caudillo vivo. Revoluciones que derrocaron revoluciones, ideologías fascistas de izquierda y de derecha que jugaron con la vida de jóvenes idealistas inocentes.

Hoy no queda nada de los unitarios y los federales. No está claro quiénes son sus herederos, ya no hay partidos históricos y al grito de “todos somos peronistas” los gobiernos de otro color no han podido terminar su mandato. No pudo Alfonsín, el padre de la democracia como tampoco De la Rúa.

La “santa” de hoy esta retirada por un tema de salud y no estará al frente el lunes próximo, día siguiente a las elecciones legislativas. No será ella quien reconozca su derrota. Dentro de su corriente que es hija de la corriente de siempre surge un “opositor”. Que parecería quedarse con la mayoría de los escaños.

Lo cierto es que todavía hay jóvenes y no tan jóvenes que reconocen que cada país tiene el  gobierno que se merece y por eso quieren cambiar la sociedad argentina. Personas que se reúnen por las noches, luego de trabajar, para con volantes y banderas convencer a la gente de que se puede gobernar sin corrupción. Aquello de que “un Argentino es un Italiano que habla español y se cree inglés.” Erradicar la herencia italiana en la política. Gobernar austeramente respetando los derechos de todos. En ellos confío y apoyo esperanzado desde este lado del río.


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