En 1816 se forman los dos
primeros partidos políticos del sur de América, el Partido Federal y el
Unitario. El primero buscaba imponer un sistema de gobierno federal en la “Unión de los pueblo libres” o la “liga federal” mientras que el segundo sostenía
que debería de existir un gobierno centralizad y que éste estuviera en Buenos
Aires por haber sido la capital del Virreinato y ser la provincia más rica de
esta unión de provincias del sur.
La diferencia, básicamente, radicaba en el tamaño que debería de tener el gobierno central. Ambos partidos eran de tendencia liberal aunque en lo económico los unitarios buscaban que Buenos Aires tuviera control sobre la navegación de los ríos de todo el país. Limitaba en cierto sentido el libre comercio.
Figuras de éstos partidos hubo
muchas y muy importantes José Gervasio Artigas y Justo José de Urquiza fueron
dos grandes caudillos federales; Mariano
Moreno, Bernardito Rivadavia y Bartolomé Mitre fueron destacados líderes
unitarios.
Una figura que si bien fue líder del partido federal yo lo ubicaría
como unitario, es Juan Manuel de Rosas.
Quien desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires (1835) subyugo al
resto de las provincias obligándolas a comerciar directamente con la capital
desconociendo su autonomía. El 3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros
Rosas es derrotado por los unitarios, colorados (Uruguay) y políticos
brasileños. Se exilia en Inglaterra donde muere en 1877.
En su testamento pide que se lo
entierre en un lugar seguro y austero y que cuando el gobierno argentino
reconociera su obra fuera repatriado.
El primer gobernante argentino en
reconocerlo fue Juan Domingo Perón.
El presidente nombra a Manuel de Anchorena como embajador en Londres en 1973 y
le pide que inicie el traslado de los restos a la Argentina. Divisiones
internas hicieron que recién fuera repatriado el 30 de setiembre de 1989 en
el gobierno del también peronista, Carlos Saúl Menem.
Mucha agua ha corrido en estos
dos siglos. Sindicatos que pierden su independencia bajo el ala de un partido
político. Presidentes populistas y esposas que fueron llamadas santas.
Provincias bautizadas con el nombre de un Caudillo vivo. Revoluciones que
derrocaron revoluciones, ideologías fascistas de izquierda y de derecha que
jugaron con la vida de jóvenes idealistas inocentes.
Hoy no queda nada de los
unitarios y los federales. No está claro quiénes son sus herederos, ya no hay
partidos históricos y al grito de “todos
somos peronistas” los gobiernos de otro color no han podido terminar su
mandato. No pudo Alfonsín, el padre de la democracia como tampoco De la Rúa.
La “santa” de hoy esta retirada por un tema de salud y no estará al
frente el lunes próximo, día siguiente a las elecciones legislativas. No será
ella quien reconozca su derrota. Dentro de su corriente que es hija de la
corriente de siempre surge un “opositor”.
Que parecería quedarse con la mayoría de los escaños.
Lo cierto es que todavía hay
jóvenes y no tan jóvenes que reconocen que cada país tiene el gobierno que se merece y por eso quieren
cambiar la sociedad argentina. Personas que se reúnen por las noches, luego de
trabajar, para con volantes y banderas convencer a la gente de que se puede
gobernar sin corrupción. Aquello de que “un
Argentino es un Italiano que habla español y se cree inglés.” Erradicar la
herencia italiana en la política. Gobernar austeramente respetando los derechos
de todos. En ellos confío y apoyo esperanzado desde este lado del río.
Comentarios
Publicar un comentario